LA PSICOLOGÍA DE LA BELLEZA ABSOLUTA
Las mujeres japonesas son conocidas por aplazar la vejez y por conservar un aspecto joven y radiante hasta edades avanzadas. El mundo occidental rumorea sobre los supuestos secretos de juventud eterna que alberga la cultura japonesa, pero no es ningún secreto la pasión de los japoneses por convertir hasta un banal pasatiempo en un bello ritual. Así mismo pasa con los tratamientos de belleza.
La belleza no se mide en "angelinajolies" y no es necesario poseer rasgos perfectos para lucir atractiva y causar impresión. La belleza ante todo es actitud, sentimiento y frescura, que se puede lograr mediante cuidados personales adecuados.
Con el ajetreado ritmo que llevamos hoy, muchos aluden el descuido personal a la falta de tiempo, pero nunca nadie se ha orinado encima por "no tener tiempo de ir al baño", así que la excusa del tiempo es relativa, todo consiste en organizarse bien.
Cuando acudimos a un spa o a un salón de belleza, buscamos no solo unos visibles resultados en nuestro aspecto, sino un atmósfera, un ambiente de confort y relax. El mismo ambiente puede ser recreado fácilmente en casa, con la única diferencia de que las manos que van a untarnos de aceites serán nuestras propias, y desde luego, quién mejor que nosotros mismos sabríamos cuidarnos y mimarnos?
Hay que amar nuestro cuerpo e irradiar amor mientras nos aplicamos una crema o nos peinamos el cabello. Ya nadie duda sobre los poderes de la mente y que ésta es capaz de destruir nuestro cuerpo a la larga o hacernos florecer y conservar nuestra belleza a cualquier edad. Se escriben libros y se graban películas sobre lo que es capaz la mente humana y no hay que negar su influencia sobre nuestro físico por más escépticos que seamos. Al fin y al cabo, es reconfortante pensar que en nuestras manos está nuestro futuro aspecto y no dejarlo al azar de los caprichos del destino.
Si uno se aplica un tratamiento con prisas y quejándose del tiempo que ocupa, el efecto de tal tratamiento apenas logrará mejorar algo, mientras que si el proceso de embellecimiento se realiza con conciencia del amor propio y del bien que aportamos a nuestro cuerpo, el resultado será impresionante.
No hay que olvidarse que para lograr cualquier objetivo hace falta perseverancia y que no existen métodos capaces de convertirnos en íconos de belleza de la noche a la mañana.
Unas velas aromáticas, un baño con aceites y sales, acompañado de un vaso de vino fresco o un rico smoothie de frutas, una agradable música y una tenue luz cálida son capaces de obrar maravillas, caminando a la par con tratamientos de belleza. Mientras exfoliamos nuestra piel, aplicamos mascarillas o envolturas e hidratamos nuestro cabello, tenemos que visualizar el resultado final en todo su esplendor. Tener la imagen de cómo nos gustaría vernos incrustada en la mente y, ante todo, irradiar amor con cada célula de nuestro ser.
Foto Erika Astrid
Etiquetas: Belleza absoluta factor mental
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